La generación del “Yo en episodios”. ¿Es saludable para nosotros el contenido hiperpersonal en las redes sociales?

Ha llegado una nueva era de creatividad en línea : la era del contenido hiperpersonal , donde los fracasos, las crisis y los traumas personales se convierten en episodios de una serie digital. Los espectadores siguen con gran expectación el destino de personas desconocidas, como si fueran los héroes de su serie favorita en la plataforma de streaming. La diferencia es que no es ficción: es la vida.
Creadores como Raegan Lynch y Sidra Siddiqui ganan cientos de miles de seguidores al compartir momentos de fracaso, rupturas de relaciones o pérdida de empleo. ¿Forma? Generalmente se trata de reportajes breves, dinámicos y "día a día", aderezados con voces en off y bandas sonoras emotivas. La historia se desarrolla en tiempo real y el público comenta, evalúa y se identifica activamente (o critica).
Economía emocional de la atenciónEste fenómeno tiene un nombre: contenido hiperpersonal . Se trata de una forma de narrativa en la que no sólo se documentan las vidas privadas, sino que también se editan y presentan de acuerdo con la dramaturgia conocida de las series de televisión. Este tipo de contenido está ganando popularidad porque se percibe como “real”, sin filtros y crudo. Sin embargo, como señala la psicóloga Devika Mankani del The Hundred Wellness Centre en una entrevista con "Mille", la autenticidad puede ser aquí una ilusión.
- Serializar traumas personales puede perturbar el proceso de curación , advierte Mankani. - En lugar de experimentar las emociones internamente o en condiciones seguras, los creadores las transfieren al espacio público, donde su valor se evalúa mediante me gusta, comentarios y algoritmos.
Para muchos de ellos, sus momentos de mayor sufrimiento se convierten en su contenido más clicable . En este sistema, el sufrimiento se convierte en un recurso que puede monetizarse. Y esto conduce a graves consecuencias psicológicas: retraumatización, agotamiento y difuminación de los límites entre privacidad y rendimiento.
¿Dónde termina la autenticidad?El mecanismo del contenido hiperpersonal se basa en la implicación emocional del receptor. Lo que antes terminaba en diarios privados ahora termina en Reels, TikToks y vlogs. Sin embargo, el peligro es que los creadores comiencen a "jugar" consigo mismos: las emociones se seleccionan no por su sinceridad, sino por su eficacia.
Como señala Mankani, «la exposición constante de las emociones al público conduce al llamado fenómeno del falso yo . El creador empieza a crear su identidad basándose en las reacciones del público, lo que le lleva a perder el contacto con su yo real».
Esta desconexión entre el “yo privado” y el “yo público” puede resultar en depresión, ansiedad e incluso el síndrome del impostor . Cuanto mayor sea la emoción, mayor será el compromiso y más difícil será dar marcha atrás.
¿Narración de historias o autoterapia?Algunos creadores ven este enfoque como una oportunidad para expresarse y encontrar una comunidad. Como dice Twinkle Stanly , influencer de Oriente Medio: «Compartir tus experiencias puede ser una forma creativa de procesar tus emociones. Es como un diario digital, pero con público».
Stanly compara esta forma de escribir libros o hacer películas basadas en las propias experiencias. Para las generaciones más jóvenes, las redes sociales se han convertido en el canal preferido para contar historias. En su opinión, todo depende de la intención.
La ilusión de comunidad- Si lo haces para conectar, para contar una historia, tiene sentido. Si lo que buscas es alcance, el terreno es resbaladizo.
El contenido hiperpersonal satisface el hambre de autenticidad en una era de artificialidad digital. Sin embargo, la ilusión de cercanía que crean puede ser tan peligrosa como atractiva. Los observadores a menudo olvidan que en la pantalla no está el héroe de la serie, sino una persona en proceso de experimentar un trauma. Los comentarios pueden ser despiadados, críticos y llenos de proyecciones. Las plataformas de redes sociales amplifican aún más este fenómeno. Cuanto más drama y emoción, mayor el alcance.
¿Es la hiperpersonalidad el futuro de Internet o una moda pasajera con un alto coste psicológico? La respuesta no está clara. Parece necesario un equilibrio entre expresión e intimidad, honestidad y autoprotección.
En un mundo donde cualquiera puede ser creador, vale la pena preguntarse: ¿Estoy contando mi historia para sanar o para venderme? Porque en una época en la que los algoritmos recompensan el dolor, incluso las emociones más genuinas pueden ser manipuladas, por otros o por nosotros mismos.
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